La imagen de la Virgen de la Candelaria, se encumbró como patrona de
la ciudad de Puno, en la segunda mitad del siglo XVIII, las
recopilaciones orales de esa época narran que la Virgen, ha venido
entrando de a poco en los hogares de los nativos y de los españoles.
Los primeros que rindieron culto, fueron las poblaciones llamadas
despectivamente por los españoles como los indios, quienes habitaban en
comunidades y parcialidades aledañas de la denominada Villa de Puno, por
eso se le denominó como la Virgen de los Pobres.
Desde sus inicios, el culto a la Virgen de la Candelaria estuvo
asociado a la Pachamama, como protectora y proveedora que cobija a los
seres humanos. En señal de gratitud ofrecían como ofrenda un feto de
llama, hojas de coca y vino, que simbolizan pureza y fertilidad.
Una tradición que aún se mantiene en la actualidad, pero cuestionada
por un sector conservador de la iglesia católica, al considerarlo como
un acto pagano que colisiona con los principios cristianos.
PREPARATIVOS
Sin embargo, más allá de las diferencias con la Iglesia; la Festividad
de la Virgen de la Candelaria creció paulatinamente; de una fiesta que
se celebraba únicamente el 2 de febrero, pasó a ser un acontecimiento
masivo y fastuoso, que motivó la institución de la octava de la fiesta.
La veneración a la santa patrona de Puno, inicia oficialmente el 24
de enero, con las misas de novenas y éstas se prolongan hasta el 31 de
enero. Pero los preparativos de la fiesta empiezan con los ensayos de
los conjuntos, desde inicios del año; incluso antes, con la denominada
“apertura” que en algunos conjuntos se realiza en el mes de diciembre.
La mayor preocupación en la antesala de la fiesta, indudablemente
recae en los presidentes de los conjuntos y alferados, quienes asumen la
responsabilidad de organizar y presentar a la Virgen con nuevo
vestuario.
“El día que asumimos como alferados sabíamos que nos iba a demandar
muchas cosas, la inversión no podemos revelarla, lo hacemos con fe a la
Virgen”, cuenta Fredy Ortega Cruz, quien junto a sus 6 hermanos son los
alferados de la Virgen en su día central.
Al ajetreo festivo, se suman las bandas de músicos y los bordadores
de trajes, los primeros se encargan de ensayar y componer lo mejor de su
repertorio musical, al igual que los artesanos que diseñan y matizan
los trajes, que hará uso el danzarín de los conjuntos participantes.
Las bombardas y camaretazos anuncian la madrugada del 1 de febrero
las Albas de la fiesta, desde las faldas del cerro Azoguine. Según las
creencias, antes de la puesta del sol, el alferado junto a sus
acompañantes deben descender para asistir a misa en el templo San Juan.
Ya por la tarde, se desarrollan dos actos: la entrada de Kapus y de
cirios, el primero consiste en ingreso de delegaciones de comunidades
aledañas a la ciudad de Puno por el Arco Deustua, cargados de leña al
compás de pinquillos y bombos; luego de un pasacalle se concentran en el
parque Manuel Pino y en el atrio del templo San Juan hacen la
respectiva quema de la leña. Esto constituye la entrada de Kapus.
Posteriormente, el alferado acompañado de autoridades e invitados, se
asoma nuevamente al templo San Juan para participar de la misa de
vísperas. Una de las características de este acto, es que el esposo
lleva el estandarte y la esposa lleva al niño en sus brazos; los cirios
más grandes y adornados son para las autoridades y los pequeños para los
acompañantes.
DÍA CENTRAL
El día central de la fiesta es el 2 de febrero, los feligreses y
autoridades participan masivamente de los actos litúrgicos en la
Basílica Menor de la Catedral, posteriormente la santa patrona de Puno
sale en procesión y hace su recorrido por las calles céntricas de la
ciudad.
La venerada imagen es paseada en hombros, acompañada por un mar
humano de devotos que preparan arcos y alfombras de flores, desde lo
alto de las viviendas caen pétalos flores, las mismas que son tomadas
por la gente y se las guardan como un recuerdo.
Simultáneamente, en el estadio Enrique Torres Belón, se desarrolla el
concurso de danzas autóctonas, luego de realizar su presentación en el
recinto deportivo, los conjuntos también se suman a la procesión. Al
término de la jornada la también denominada Virgen Morena retorna al
templo San Juan a la espera de su próxima salida.
LA OCTAVA DE LA FIESTA
La octava de la fiesta de la Virgen de la Candelaria, tiene sus propios
alferados, y ellos serán los encargados de cambiar la ropa por segunda
vez; normalmente es más festiva y colorida que el día central. Si el 2
de febrero veneran los conjuntos de danzas autóctonas provenientes de
las provincias, en la octava lo hacen los conjuntos con trajes de luces
en un colorido concurso en el estadio Enrique Torres Belón.
Al día siguiente se desarrolla la parada y veneración a la Virgen,
pero algunos creen que se ha perdido su esencia y naturalidad,
convirtiéndose en una fiesta de lujuria, quedando de lado el fervor
religioso. Ese día en las calles de Puno se observa comparsas callejeras
para todos los gustos y preferencias.
Finalmente, la fiesta acaba con los tradicionales cacharparis, los
conjuntos participantes de la fiesta concurren a la misa de despedida y
se retiran danzando por las calles hacia sus locales de recepción,
adquieren compromisos y se despiden hasta el siguiente año.
RECONOCIMIENTOS
Sin duda, la Festividad de la Virgen de la Candelaria en Puno, es la
mayor expresión dancística del Perú, que a nivel de Sudamérica es
comparada con los carnavales de Oruro y Río de Janeiro; por ello el
célebre José María Arguedas, le denominó como la otra capital del Perú.
El hondo fervor religioso y el colorido de sus danzas, permitió que
el 5 de noviembre de 1985, el gobierno de Alan García, promulgue la Ley
N° 24325 y dos días después Puno fue declarado como la “Capital del
Folklore Peruano”, en mérito a que es poseedora de más de 350 danzas.
Mientras que, el 2 de septiembre de 2003, se emite la Resolución
Directoral Nacional N° 655/INC, con la que se declara Patrimonio
Cultural de la Nación a la Festividad de la Virgen de la Candelaria.
Ahora, uno de los mayores anhelos es que la fiesta mayor de Puno, sea
reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la
UNESCO, cuyo expediente está en proceso de evaluación y los resultados
se conocerán en noviembre de este año.
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