ara este nuevo mandato de cuatro años la líder
socialista se impuso metas ambiciosas: concretar en los primeros 100
días 50 medidas, entre ellas, enviar al Congreso una gran reforma
educacional y una tributaria que busca recaudar unos 8.200 millones de
dólares (3% del PIB).
También delinear las bases del cambio a la Constitución que se
mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Pero es en la reforma educacional donde miles de familias y
estudiantes que no tienen hoy la posibilidad de estudiar gratis en la
universidad o deben pagar altísimos aranceles tienen cifradas sus mayores expectativas.
En seis años Bachelet comprometió la gratuidad a nivel universitario y
acabar con el lucro en los colegios que reciben subvención estatal y
donde estudian la mayoría de los escolares chilenos.
Sus compromisos acogen los reclamos de miles de estudiantes que
exigen en las calles desde 2011 educación pública, gratuita y de
calidad, para acabar con el caro y segregado sistema legado por
Pinochet, que asegura calidad según los recursos de cada familia.
“Hoy en Chile hay un tremendo acuerdo de que es fundamental hacer una reforma a la educación
que asegure una educación de calidad, que no segregue y que ponga fin
al lucro”, dijo Bachelet a pocos días de asumir por segunda vez.
Cambio de mando con Venezuela en la mira
Bachelet, que ya gobernó Chile entre 2006 y 2010, será investida en
una solemne ceremonia en el Congreso a la que asistirán los presidentes
de Ecuador, Bolivia, Perú, Paraguay, México, Colombia, Argentina, Brasil
y Venezuela, entre otros, además del vicepresidente de Estados Unidos,
Joe Biden.
La presencia en Santiago del mandatario venezolano Nicolás Maduro,
quien enfrenta masivas protestas estudiantiles y de la oposición, ha tensionado los días previos a la coalición que respalda a Bachelet, que incluye a socialistas, demócratacristianos y comunistas.
Mientras los demócratacristianos han pedido condenar la violencia en
Venezuela, los comunistas le han prestado apoyo al gobierno de Maduro.
En Santiago, también, Maduro se encontrará con el vicepresidente de
Estados Unidos, Joe Biden, quien calificó de “alarmante” la situación
que vive ese país y acusó al gobierno venezolano de “distraer a su
pueblo” y de “inventar conspiraciones falsas y extravagantes sobre
Estados Unidos”.
Sus declaraciones fueron consideradas una “agresión” por el presidente Maduro, quien tenía previsto arribar a Santiago la noche de este lunes.
Los días previos, Bachelet ofreció su apoyo para buscar una salida
democrática a la crisis política venezolana, mientras que el miércoles
en Santiago los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) se reunirán para tratar la situación de ese país.
Altas expectativas
Pediatra, separada y madre de tres hijos, Bachelet (62 años) se
convirtió en 2006 en la primera mujer en ocupar la Presidencia de Chile y
también en la primera en resultar reelecta tras imponerse en segunda vuelta a la derechista Evelyn Matthei, con un 62% de los sufragios.
Las altas expectativas que generó su inmenso triunfo electoral son para analistas el principal escollo con el que deberá lidiar.
“Todos los gobiernos tienen una luna de miel que dura unos 90 días.
Pero el problema es que Bachelet es reelecta y la gente no le va a
perdonar los errores por su experiencia”, advierte a la AFP el analista
de la Universidad Diego Portales, Mauricio Morales.
“En este gobierno no se va a realizar la gratuidad total en la educación. Va a haber un avance, pero la gente no la va a juzgar por el avance sino que por el titular”, agrega.
El influyente movimiento estudiantil chileno mira con lupa cada paso
de Bachelet. Ya antes de asumir logró la renuncia de la viceministra de
Educación, Claudia Peirano, quien se había manifestado contraria a la
gratuidad universal.
Criticaron también la designación del exministro de Hacienda, Nicolás
Eyzaguirre, como ministro de Educación y anunciaron que seguirán con
sus protestas callejeras.
La presión social motivó la renuncia antes de asumir de otros tres viceministros designados por Bachelet, demostrando la enorme presión con la que deberá lidiar la mandataria.
“Pero, ¿cuándo fue fácil cambiar el mundo para mejor?”, se preguntó
Bachelet en su primer discurso tras su triunfo electoral, asumiendo la
difícil tarea que tiene por delante. AFP
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